El Hispano Suiza H6 lanzado en el Salón de París de 1919 llegó a ser el estándar de diseño e ingeniería automotriz que los otros constructores tratarían de igualar.

Se convirtió en el H6B en 1923, para diferenciarlo del H6C, muy similar pero con un motor de 8 litros. La política de Hispano Suiza de producir sólo un modelo proveía el más alto control de calidad, y al mismo tiempo permitía mejoras permanentes basadas en la experiencia y en las sugerencias de los clientes. A fines de los años ‘20 el H6B ya había estado casi diez años en producción y aún su avanzada tecnología era muy superior a sus competidores inmediatos. El motor de 6 cilindros otorgaba gran potencia, y era acompañado de un firme chasis con excelente respuesta. El sistema de servofreno para las cuatro ruedas era tan bueno que Rolls Royce finalmente lo copió en sus autos. El H6B era el auto favorito para los acaudalados con espíritu deportivo, y su éxito en competencias lo convirtió en legendario.

Marc Birkigt, el extraordinario ingeniero de origen suizo que fue responsable del diseño de cada Hispano Suiza producido de 1904 a 1938, no tenía sino un principio, “calidad sobre todo”, lo que sus autos ciertamente lograron. Era el detalle en la construcción de cada H6B –como el maquinado del gigantesco cigüeñal desde una pieza de metal y la forma en que las camisas de los cilindros se atornillaban en el block de aleación desde abajo- lo que hacía estos autos tan especiales.

El motor es un 6 cilindros en línea, con levas a la culata, 6.597 cc y 135 hp de potencia. Está adosado a una transmisión de 3 velocidades.