El Corvette es sin duda alguna el deportivo americano por excelencia. Habiendo nacido en 1953, se ha mantenido fiel a su modelo de gran motor delantero, tracción trasera y carrocería en fibra de vidrio hasta nuestros días. Surgió como respuesta a los elegantes deportivos biplaza europeos de postguerra, especialmente de los ingleses. Su diseño fue un concepto del conocido Harley Earl, quien con la ayuda de Edward Cole llevó a la práctica este innovador -para los EEUU de los 50- automóvil. Los posteriores aportes mecánicos del inmigrante belga-soviético Zora Arkus-Duntov serían cruciales en el éxito del Corvette, y para poder competir con el Thunderbird de la Ford que aparecería en 1955. El Corvette tomó su nombre de las corbetas, pequeñas y muy maniobrables fragatas de combate.
Dos características han permanecido en el Corvette desde sus inicios: El óvalo con dos banderas, que representa su linaje de automóvil de carrera, y sus 4 focos traseros redondeados, característicos desde 1961.
El Corvette de 1962 es el último modelo “tradicional” de la saga, cerrando la denominada primera generación y basado en el molde original. Por primera vez incluía la calefacción como estándar, y sólo pequeñas diferencias estéticas con los autos construidos desde 1958. Sería el último Corvette con un eje trasero sólido y una capota eléctrica.
Este auto cuenta con un motor V8 de 5.360 cc -novedad para el año 1962- que desarrolla 250 hp. Su transmisión es mecánica, de 4 velocidades. Se produjeron 14.531 unidades este año.