Cuando Mercedes Benz retornó a las competencias deportivas en 1952, dominó los principales eventos de larga distancia con los 300 SL de carrera de diseño futurista. Considerable presión por parte del distribuidor neoyorquino de Mercedes Benz convenció a Stuttgart de producir una versión de calle del 300 SL Gullwing (alas de gaviota, por las puertas que se levantaban). Se parecería muchísimo a la versión de carrera, excepto que con carrocería metálica, equipamiento de calle y puertas más grandes, era aún más impresionante. Para resolver el problema de ubicación del carburador, sería el primer auto de producción en contar con inyección electrónica Bosch, con un espectacular resultado.
Estos autos no solamente eran sensacionales en apariencia, sino que tenían un desempeño que normalmente sólo experimentaban pilotos de carrera. No fue por tanto sorprendente que muchos de ellos compraran uno, con el fin de extraer el máximo desempeño, que podía alcanzar los 265 km/h, dependiendo de la relación de corona. Los que llegaban a poseer uno realmente necesitaban las aptitudes de los expertos: la suspensión trasera de eje flotante y los frenos de tambor obligaban a ser respetados cuando se manejaba al límite. Aún así, estos carísimos autos especializados se vendieron bien y 1.400 fueron armados a mano en tres años.
El motor es un 6 cilindros en línea, con 2.996 cc y 240 hp. El auto cuenta con una transmisión manual de 4 velocidades y frenos hidráulicos de tambor.