Cuando empezó a construir el Ghibli, la fábrica italiana de autos deportivos y de competición Maserati (emplazada en Modena) ya llevaba más de diez años trabajando en superautos de lujo. Más caro que su más cercano competidor, el Ferrari 365 GTB/4 Daytona, el Ghibli muchas veces era subestimado a pesar de ser mejor armado que el de Maranello. De cualquier manera lo superó en ventas, alcanzando vender 1.149 unidades hasta 1973.
El modelo Ghibli fue presentado en el Salón de Turín de 1966, siendo diseñado por Giorgetto Giugiario y carrozado por Ghia. Dice la historia que Henry Ford se vio tan impresionado por las sensacionales líneas de este Maserati, que compró uno y lo envió a sus propios estudios de diseño en Dearborn.
Parecía un auto marcado para devorar las distancias casi con cualquier tipo de camino; supo unir potencia con docilidad, facilidad de manejo y pureza de líneas. Respecto al interior, los fanáticos aseguraban sentirse aquí como en los comandos de un avión. Y alcanzaba 248 km/h como máxima.
El Ghibli, coupe de dos asientos, es aún hoy considerado como uno de los más grandiosos diseños de la historia para un auto deportivo, y para muchos el último verdadero Maserati, antes de la compra de la marca por parte de Citroën en 1972.
El motor es un V8 frontal, con doble eje de levas, 4.719 cc, cuatro carburadores Weber, desarrollando 310 hp a 5.500 rpm. Su transmisión es de 5 velocidades, y cuenta con frenos delanteros de disco ventilado.