Ningún automóvil ha tenido siquiera de cerca el dramático impacto que tuvo el modelo T. Fue introducido en 1908 como un auto sencillo, bien diseñado, confiable y muy alcanzable, al costar sólo 525 dólares en 1913. Por primera vez el automóvil era asequible al ciudadano común, y la famosa línea de producción automática de Henry Ford lograría suplir la demanda fabricando más de 15 millones de modelos T hasta 1927.
Además, la mayor parte de ellos eran excelentes autos. El uso de acero vanadio hacía al T liviano pero fuerte. El motor con culata desmontable tenía un diseño avanzado que le daba una velocidad máxima de 80 km/h, mucho mejor que cualquier auto de su clase y precio.
Para el año 1926, Ford modificaba parcialmente su modelo T, cambiándole la forma a los tapabarros, el capot e incluso el chasis. Asimismo, agregaba colores por primera vez desde instaurada la línea de producción en 1913, que había obligado a usar el negro como único color durante bastantes años, pues era el que secaba más rápido. Esto ocurrió gracias al cambio en la tecnología (secado rápido) y a que la competencia ofrecía variados colores.
El modelo T cuenta con un motor de 4 cilindros en línea, con 2.896 cc y 22 hp, unido a una transmisión planetaria de 2 cambios hacia adelante y uno atrás. Los frenos son mecánicos de tambor.