Desde los días del pequeño Cadillac de un cilindro de 1903, Cadillac ha mantenido su reputación de constructor de automóviles de la más alta calidad. El genio detrás de Cadillac era nada menos que Henry Leland, por aquellos años un fabricante de motores marinos que luego hizo sociedad con Henry Ford, creando la compañía Detroit Auto Company. Desavenencias por ambas partes llevaron a disolver la sociedad. Más tarde Ford constituiría la Ford Motor Co., y Leland la Cadillac Motor Car Co. Este ingeniero asentó su compañía “en base a precisión más que velocidad”. Se cuenta que aprendió las ventajas de la precisión durante la guerra civil, donde trabajó como matricero y tornero por más de tres años.
En 1909 Leland vendió su empresa a General Motors Corp. en varios millones de dólares. Desde ese momento GM estableció con mayor fuerza aún la reputación que Cadillac ya poseía.
Si bien los modelos V8 de Cadillac habían tenido sutiles mejoras y adelantos a partir de 1920, para 1924 el modelo V63 contaba ya con 5.150 cc y 80 hp, y dentro de las innovaciones incluía un cigüeñal balanceado internamente y un volante de inercia con peso reducido, lo que se traducía en un andar mucho más suave y casi exento de vibraciones. El modelo incorporaba además por primera vez un sistema de frenos a las ruedas delanteras además del trasero ya existente, así como un sistema de freno de mano totalmente independiente, el cual se constituía en un real freno de emergencia.